En Estados Unidos, la venta de vehículos está regida por leyes y normativas muy estrictas. Uno de los aspectos más importantes es el estado del título del coche. Un *título limpio* o "clear title" garantiza que el vehículo no ha estado involucrado en accidentes graves ni ha sido reparado después de un siniestro. Por el contrario, cuando un coche ha sufrido daños severos y ha sido declarado una *pérdida total* ("total loss"), este recibe un título con esa designación, lo que reduce drásticamente su valor en el mercado. Si el coche es reparado después de un accidente, se le asigna un título de *rebuilt*, indicando que ha sido reconstruido, pero sigue siendo considerado de alto riesgo.
Hace unos días, un hombre llevó su Tesla casi nuevo, con solo 14,000 millas recorridas, a un concesionario para cambiarlo por un coche de gasolina. Estaba confiado en que recibiría una buena oferta, ya que el título del coche estaba "limpio". Sin embargo, cuando el director del concesionario revisó los antecedentes del vehículo en el sistema, descubrió que había sido clasificado como *pérdida total*. En ese momento, el propietario comenzó a temblar, sin entender qué estaba pasando.
Lo que había ocurrido es que el coche había sido involucrado en un accidente grave, pero se había reparado antes de que esta información llegara al Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) o a la base de datos de tráfico. Esto significaba que el propietario estaba conduciendo un coche con un título limpio, sin saber que, legalmente, debía haber sido clasificado como *pérdida total*. Cuando la información llegó finalmente al sistema, el dueño no fue notificado, y continuó usando su coche sin saber que había sido parte de una estafa.
En lugar de los 60,000 dólares que esperaba obtener por su Tesla, la agencia le ofreció apenas 10,000 dólares. Peor aún, el concesionario ni siquiera estaba interesado en comprar el vehículo, ya que un coche con un historial de *pérdida total* es extremadamente difícil, si no imposible, de revender.
Este tipo de estafas, aunque poco comunes, demuestran que no importa qué tan rígidas sean las leyes; siempre hay personas buscando aprovecharse de los vacíos legales o los tiempos de registro. En este caso, el estafador aprovechó el retraso en la actualización de los antecedentes del coche para vender un vehículo gravemente dañado con un título limpio, engañando al comprador.
El concesionario aconsejó al dueño que buscara a las personas o a la empresa que le vendieron el coche para resolver el fraude, pero el daño ya estaba hecho. No es difícil imaginar la frustración y el desconcierto que sintió este propietario, quien pensaba que tenía en sus manos un coche valioso, solo para descubrir que había sido engañado.
Es cierto que trampas como estas existen en todo el mundo, pero en Estados Unidos, las consecuencias legales son mucho más duras que en muchos otros países, incluida Europa. Las leyes están diseñadas para proteger tanto a los consumidores como a las empresas, pero como en este caso, aún pueden ocurrir fraudes.
Queda por ver cómo se resolverá esta situación, pero sirve como una advertencia para todos los compradores de vehículos. Es fundamental investigar a fondo el historial de un coche antes de comprarlo, utilizando servicios como Carfax o AutoCheck, que ofrecen reportes detallados sobre accidentes y reparaciones previas. Un título limpio no siempre garantiza que el coche esté en perfecto estado. Como este caso demuestra, el fraude puede esconderse incluso detrás de los documentos más oficiales.
Os mantendré informados sobre cómo termina esta historia.
LUIKE/CHASIS CERO
RR23