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Más de 2.000 kilómetros de autonomía y recarga inmediata: así son las baterías que pueden revolucionar los coches eléctricos

De llegar a producirse en masa, estas baterías podrían desbancar a las actuales de litio
Quantino, el prototipo de nanoFLOWCELL para probar sus baterías
Quantino, el prototipo de nanoFLOWCELL para probar sus baterías

La empresa suiza nanoFLOWCELL lleva casi una década desarrollando una batería de flujo Redox con el objetivo de sustituir las actuales celdas de iones de litio en los coches eléctricos.

Las baterías actuales no sólo son caras, sino que ofrecen autonomías limitadas y tiempos de recarga elevados. Circunstancias todas ellas que contribuyen a ralentizar la introducción del coche eléctrico en el mercado.

Las limitaciones de las baterías de litio han animado a la ciencia y la industria a buscar alternativas mejores. Ejemplos de ello son las pilas de combustible, las baterías de sodio o las baterías de estado sólido.

Hasta ahora ninguna de ellas ha logrado desbancar a la batería de litio tradicional. La pila de hidrógeno presenta muchos inconvenientes, mientras que la batería de estado sólido necesita aún varios años de desarrollo. La alternativa más avanzada es la batería de sodio, que ahora comienza a introducirse en el mercado. Y la batería de flujo quiere hacer lo mismo en un futuro cercano.

Una batería de flujo es un tipo de sistema recargable que utiliza dos líquidos separados por una membrana. Uno de ellos está cargado positivamente, mientras que el otro lo está negativamente. Esto hace posible un intercambio de iones y el consiguiente flujo de corriente eléctrica (reacción Redox). Por tanto, una batería de flujo es similar a una pila de combustible y a una celda electroquímica, aunque tiene ventajas como los depósitos de líquidos separables y una longevidad casi ilimitada.

Ahora, la empresa suiza ha recibido inversión para poner en marcha una división en Estados Unidos, lo que le permitirá finalizar el desarrollo de los vehículos con batería de flujo y automatizar las líneas de producción.

La compañía afirma que su tecnología permite autonomías de hasta 2.000 kilómetros con un solo repostaje. Y es que las baterías de flujo se recargan llenando los depósitos de líquido electrolítico, por lo que la operación es, además, tan rápida como en el caso de los combustibles fósiles.

El sistema no sólo es rápido, sino también seguro, pues el líquido no es inflamable ni tóxico. Y la longevidad de la batería está garantizada, pues las pruebas realizadas han permitido cubrir 350.000 kilómetros sin desgaste en sus elementos.

Si nanoFLOWCELL consigue llevar a la producción en masa su tecnología, podría revolucionar el mercado del coche eléctrico. Las baterías de flujo ofrecen una autonomía y un tiempo de recarga sin precedentes, lo que las hace muy atractivas para los conductores.

Sin embargo, todavía queda por ver si la empresa suiza es capaz de superar los retos que plantea la producción en masa. La fabricación de baterías de flujo es compleja y requiere una inversión importante. Además, es necesario desarrollar una infraestructura de recarga adecuada para que las baterías de flujo sean realmente competitivas.

En cualquier caso, la tecnología de nanoFLOWCELL es una prometedora alternativa a las baterías de litio. Si la empresa suiza consigue superar los retos que se le presentan, las baterías de flujo podrían convertirse en la tecnología dominante en el coche eléctrico.