Las grandes marcas destapan "sin querer" la gran mentira de los coches "no contaminantes"

Las "ayudas" para la obtención de coches eléctricos están provocando que coches en perfecto estado acaben en el desguace, lo que provoca aún más contaminación y gasto de agua.
Cupra Born
Cupra Born

Decir que los principales gobiernos nacionales, autonómicos, municipales e incluso supranacionales parecen tener muy clara su estrategia de "insistir" para que los ciudadanos, especialmente en Europa, apuesten por comprarse un vehículo eléctrico o híbrido, es una realidad que pocos podrían negar actualmente. Y es que muchas son las "ofertas" y propuestas de financiación ofrecidas por las diferentes administraciones para todos aquellos que se estén planteando dar el salto a lo que, de forma oficial, se asegura que es una movilidad más "eco-responsable" y sostenible.

Una situación que ha levantado muchas ampollas en el mundo del motor; especialmente, entre los más puristas, que no dudan en encontrar más de una polémica en contra de estos coches, no sólo debido a las dificultades de carga y movilidad que presentan a día de hoy, sino también debido a que muchos destacan que los coches eléctricos acaban contaminando lo mismo, e incluso más, que un coche tradicional de combustión.

"Teorías" de los más puristas del motor que, sin embargo, parecen confirmarse poco a poco, siendo cada vez más los expertos que recelan de la nueva movilidad eléctrica y aparentemente "limpia". Unas dudas e incertidumbres que parecen aumentar con el paso del tiempo, a la vez que cada vez son más los usuarios que retrasan la decisión de comprarse un vehículo nuevo, ante el incremento de las inseguridades, que no de las certezas, ante esta nueva forma de entender ponerse ante un volante.

Sin embargo, ahora parece que han sido las propias marcas automovilísticas las que están demostrando que, más allá de la necesidad de encontrar un sustituto fiable a los combustibles fósiles, los coches eléctricos no son tan "verdes" como parecen aparentar, ni en su fabricación, ni en la contaminación que provocan con su llegada al mercado.

Más coches en el desguace, más gasto de agua... más eléctricos

Así pues, era la tiktoker YaniDrift, tal y como destacaba este diario recientemente, la que ponía el dedo en la llaga de muchos fabricantes con uno de sus últimos vídeos, en el que explicaba que el dueño de un BMW había decidido dar la baja definitiva al coche, es decir, enviarlo al desguace, debido a que le habían ofrecido desde la marca un fuerte descuento para comprarse un Tesla, si hacía este previo paso de enviar su anterior coche al desguace. Una situación que podría responder a la norma, salvo por una excepción: el coche enviado a su baja definitiva estaba en perfectas condiciones. Y su único fallo, era tener un motor de combustión.

"Os juro que me da pena" destacaba la tiktoker. Una realidad que, sin embargo, no sólo hace lamentar a muchos amantes del motor la pérdida de esta bonita unidad, sino que también parece destacar un serio problema en el caso del "ahorro" dentro del mundo automovilístico. Y es que, mientras se insta a los conductores a apostar por coches más "eco-eficientes", coches en perfectas condiciones son enviados al desguace.

Coches que gastan cerca de 400.000 litros de agua producir, y que ahora, son enviados al desguace en perfectas condiciones, donde muchos de sus componentes no son reciclables, aumentando así el número de "basura automovilística" que se acumula sin solución. Algo a lo que se suma la producción de los nuevos coches, destacando Tesla que gasta más de 2.000 litros por cada unidad. Algo a lo que se debe sumar la fabricación de componentes y, en especial, de sus baterías eléctricas, muchas de ellas muy contaminantes tanto en su producción como en su destrucción.

Inmenso gasto de agua, unido a un aumento de desechos y contaminación de todos los procesos, que parece demostrar que, a pesar de la insistencia de las administraciones públicas en conseguir una movilidad eléctrica más "eco-responsable", lo cierto es que en muchas ocasiones, estas ayudas al cambio de vehículo acaban provocando más contaminación que la que se está intentando combatir. Y todo ello, con el aparente visto bueno de las marcas, que siguen ofreciendo grandes sumas de dinero a sus clientes a cambio de contaminar el planeta, mandando coches en perfectas condiciones al abandono y la destrucción.