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Un robot con cerebro de insecto: el invento que podría impulsar definitivamente los coches autónomos

Este novedoso sistema de navegación es capaz de realizar giros bruscos para evitar obstáculos
Coches autónomos
Coches autónomos

Los insectos, con sus diminutos cerebros y su increíble capacidad para desenvolverse en entornos complejos, inspiran a los científicos en la búsqueda de nuevas tecnologías robóticas. Investigadores de la Universidad de Groningen han desarrollado un robot con un sistema de navegación basado en el cerebro de un insecto.

Un avance que podría ser utilizado en la automoción del futuro. En Estados Unidos ya están operando los conocidos coches autónomos, aunque se han visto envuelto en las últimas semanas en una fuerte polémica por su dudosa seguridad. Este tipo de vehículos deben ser capaces de evitar obstáculos inesperados como otros coches o personas. Y este invento podría arrojar luz a aquellos que apuestan por los vehículos sin conductor. 

¿Cómo funciona?

El robot se desplaza en líneas rectas y realiza giros bruscos para evitar obstáculos. Este sistema, inspirado en el comportamiento de los insectos, simplifica la tarea de navegación y reduce el consumo de energía.

¿Cuáles son sus ventajas?

  • Navegación eficiente: El robot puede moverse con precisión en entornos con obstáculos cambiantes.
  • Bajo consumo de energía: El sistema es más eficiente que los sistemas tradicionales de navegación robótica.
  • Versatilidad: El robot puede usar diferentes tipos de sensores para adaptarse a distintos entornos.

¿Qué aplicaciones tiene?

Este tipo de robots podrían ser utilizados en una amplia gama de aplicaciones, como:

  • Entornos industriales: Para la inspección y el mantenimiento de maquinaria.
  • Entornos agrícolas: Para la recolección de frutas y verduras.
  • Entornos domésticos: Para la limpieza y el cuidado del hogar.

Un futuro prometedor

El desarrollo de este robot con cerebro de insecto es un avance significativo en el campo de la robótica. Este tipo de sistemas neuromórficos podrían revolucionar la forma en que las máquinas interactúan con el mundo que las rodea.

La robótica está evolucionando a pasos agigantados, y la naturaleza sigue siendo una fuente de inspiración inagotable. El desarrollo de este robot con cerebro de insecto es un ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología pueden trabajar juntas para crear un futuro mejor.