Incluso quien les escribe estas líneas puede dar fe de ello. Cuando sale al mercado un motor nuevo no podemos saber qué problemas endémicos puede presentar. Pero el paso de los años afortunadamente nos puede ayudar (y más de los que esperamos) a tener una radiografía de qué fallos y qué averías presenta con el paso de los kilómetros. Hoy vamos a hablar del Grupo Volkswagen, es decir, de marcas como Skoda, SEAT, Audi o, evidentemente, Volkswagen, y de un motor muy concreto que lanzaron al mercado y que a día de hoy sigue dando problemas con la cadena de distribución.
Como decía antes, quien escribe estas líneas puede dar fe de este problema que ha aparecido en los talleres en más de una ocasión. Nos referimos a los motores 1.2 y 1.4 TSI del Grupo Volkswagen, el resultado de un desarrollo marcado por la extremadamente alta fiebre del hacer los motores más pequeños para reducir el consumo con las mismas prestaciones. Estos motores, que incluso montaron a vehículos con pretensiones “deportivas” como el Scirocco, presentan un problema que empieza a ser tan común que es conveniente que los asiduos al mercado de segunda mano conozcan.
Los motores de 1.400 y de 1.200 centímetros cúbicos tienen cuatro cilindros en línea y cadena de distribución. En muchas ocasiones creemos que decir adiós a la correa es un alivio porque nos ahorramos una reparación obligatoria que ronda los 500 euros que supone un añadido más al coste de revisión, sin embargo, hay veces que lo que presuponemos que será más barato sale caro.

Los motores de Volkswagen que montan estos dos motores presentaban en muchas ocasiones un problema con la cadena de distribución o con la cadena de la bomba de aceite. El síntoma que presentaban este tipo de motores cuando tenían en fallo es un sonido muy característico al arrancar. Nada más poner el contacto, estos modelos suelen presentar un roce, un sonido metálico que básicamente proviene de que una de estas dos cadenas está suelta y en frío hace un carraspeo metálico que evidencia que hay que pasar por el taller.
Como bien sabrá el lector, lo cierto es que la reparación si se pilla a tiempo ya es cara de por sí por el hecho de que hay que desmontar buena parte del motor. De hecho, es prácticamente igual de precio que el cambio de correa de distribución siempre y cuando no haya habido problemas y no haya que sustituir la cadena (solo tensarla). Los problemas llegan cuando esta cadena genera un destrozo dentro del motor por partirse o soltarse.
Como decíamos, el problema es fácilmente identificable. Si tienes intención de comprarte un Volkswagen con un motor 1.4 o 1.2 TSI, arráncalo antes en frío y estate pendiente del sonido. Si suena un crujido metálico, como si la cadena rozase, huye del coche. Y si ya eres el propietario de uno de estos vehículos, lo mejor que puedes hacer es acudir al taller de confianza más cercano y que te lo diagnostique para intentar evitar problemas mayores.
Ahora mismo, Volkswagen no está en su mejor momento. Todos los modelos de este Grupo en general presentan una fiabilidad impropia de la imagen de la marca. Con Audi a la cabeza, claro, lo cierto es que hay que estar pendiente de los posibles fallos endémicos que estas marcas presentan de vez en cuando. El caso de estos motores de cuatro cilindros en línea y con turbocompresor, que se lanzaron al mercado en 2011, ha sido muy notorio porque el paso de los años les ha delatado por completo. Golf, Scirocco o cualquier otro modelo… ya sabes. Estáte pendiente.