¿Las reprogramaciones son buenas o malas? Pues la respuesta es simple (y muy gallega): depende. Hay casas oficiales que hace reprogramaciones a sus coches e incluso conceden a sus clientes un certificado de taller. Cada coche, cada motor, tiene un mapa de potencia y este se puede alterar para mejorar las prestaciones del vehículo, pero hay que hacerlo bien y respetar los parámetros de cada modelo. Sin embargo, las marcas acostumbran a quitar la garantía a los coches que han sido reprogramados. La sorpresa es enterarse de que algunas, como Volvo, también las hacen y se las ofrecen a los clientes.
Anselmo y Manuel son de Mérida y han acabado en GT Automoción con su Volvo. La sorpresa de Ángel Gaitán fue mayúscula cuando se dio cuenta de que Volvo había reprogramado el coche en la casa oficial, que además era algo que le habían ofrecido desde la propia marca y que, para más detalles, le habían concedido un certificado de taller oficial para dar fe de que el coche estaba bien reprogramado. Sin embargo, lo curioso es que si a ellos les llega un coche retocado en la centralita, directamente optan por quitarle la garantía.
No es precisamente un juego limpio. Al menos no en cuanto a la libre competencia. Hay que tener en cuenta que hay reprogramaciones que están mal hechas y que, efectivamente, pueden afectar a la vida útil del motor. Sin embargo, si se respeta los parámetros del fabricante, ¿por qué quitan la garantía?
Volvo no es la única marca que hace reprogramaciones oficiales. Hay otras marcas que también se han subido al carro y ofrecen a sus clientes estos servicios que en caso de realizarse en otros establecimiento suponen la pérdida de garantía. Tesla es una de esas marcas que también retoca sus propias centralitas para rascar algo más de potencia y eficacia del funcionamiento del motor. Y hay más, pero quieren ser ellos los que capitalicen este mercado, sin dejar a nadie que juegue a la libre competencia.
Sobre el por qué no aceptan reprogramaciones de otros, parece evidente la respuesta. Pero es curioso que marcas como Volvo o Tesla las practiquen en sus talleres oficiales a cambio de un buen dinero y te den un certificado de taller que evite que pierdas la garantía a cambio de que lo hagas exclusivamente con ellos. Volvo las hace, pero no acepta que las haga igual cualquier otro.
El caso de Anselmo y Manuel es uno de tantos, pero pocos saben que dentro de la vorágine de críticas a las reprogramaciones, son las propias marcas las que se han subido al carro para sacar algo de dinero. Lo de la libre competencia y lo de dejar que otras empresas o talleres hagan las mismas reprogramaciones (bien hechas y teniendo en cuenta los márgenes permitidos por el fabricante) ya lo dejarán para más adelante.
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