Unión Europea

Europa recula y abre la puerta a que se sigan vendiendo coches diésel y gasolina a partir de 2035

Gasolinera
Gasolinera

La prohibición de la venta de coches con motor de combustión interna en 2035 parecía un hecho irreversible. Sin embargo, en los últimos meses han surgido noticias que ponen en duda este objetivo.

El Grupo del Partido Popular Europeo (EPP), el mayoritario en el Parlamento Europeo, ha expresado su "rechazo a la política de prohibiciones", incluyendo la de los motores de combustión interna. Además, un representante de Porsche ha reconocido que la prohibición "podría retrasarse".

Estas declaraciones se suman a otras que ya se habían producido en los últimos años, como la del representante del EPP en las discusiones sobre los objetivos de reducción de CO2 para vehículos, Jens Gieseke, que advirtió de que la prohibición de la combustión interna puede conllevar el "efecto Habana": el envejecimiento del parque automovilístico europeo.

Las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024 también podrían influir en este debate. Los partidos "verdes" defienden la prohibición de la combustión interna, mientras que otros partidos son más escépticos con las políticas medioambientales.

La industria del automóvil, por su parte, ya ha tomado una decisión: en 2035 solo venderá coches eléctricos. Sin embargo, Luca de Meo, presidente de la asociación europea de fabricantes de automóviles (ACEA), ha matizado que este objetivo "sea potencialmente viable" si se dan las condiciones.

¿Cuáles son estas condiciones? Probablemente, que se suavice la presión de las normativas sobre la combustión interna en los próximos años. De esta forma, se permitiría la venta de coches diésel o gasolina con combustibles neutrales, como productos de nicho o sujetos a moratorias.

En definitiva, el futuro del diésel y la gasolina en Europa está en el aire. La decisión final dependerá de las negociaciones entre los diferentes actores implicados: la Unión Europea, los fabricantes de automóviles y los consumidores.

La transición hacia el vehículo eléctrico es un proceso complejo que aún está en marcha. Es importante que todos los actores implicados participen en el debate y que se tomen decisiones que sean beneficiosas para el medio ambiente y para la sociedad en su conjunto.