LAND ROVER

Su Land Rover pierde todo el aceite sin avisar y el taller oficial le abronca por no mirarlo "cada semana"

Land Rover Discovery Sport
Land Rover Discovery Sport

Jaguar Land Rover (JLR) no pasa por su mejor momento. Recientemente contábamos en CHASIS CERO la historia de cómo su community manager había subido un anuncio publicitando el nuevo Range Rover Sport que luego se convirtió en un infierno de quejas. Pues bien, una de ellas empieza a ser la norma, pues el relato de cómo su Land Rover Discovery se quedó tirado con el motor roto (avería de 25.000 euros) con la "bronca" del taller oficial por no comprobar el aceite a mano cada pocos kilómetros nos es vagamente familiar.

En una historia que destaca la fragilidad del automovilismo moderno, un propietario de un Discovery IV del 2017, con apenas 80,000 kilómetros en su odómetro, se encontró repentinamente varado en la carretera en el año 2022. Lo que parecía ser un viaje rutinario pronto se convirtió en un giro inesperado cuando su vehículo se negó a seguir adelante, dejándolo desamparado en la carretera.

La respuesta del taller fue devastadora para casi cualquier cartera: se necesitaba un motor nuevo, con un coste estimado de 25,000 euros, todo debido a una supuesta falta de aceite. Lo más impactante de todo fue la aparente falta de advertencia por parte del vehículo: ningún indicio en el cuadro de instrumentos, ningún aviso previo. El propietario, quien había cuidado diligentemente de su automóvil durante cinco años, se vio enfrentado no solo a la desalentadora noticia del costoso reemplazo del motor, sino también a la sorprendente reprimenda del taller: "Deberías haber estado comprobando el aceite del coche cada semana".

Este incidente deja al descubierto las complejidades y desafíos que enfrentan los propietarios de automóviles modernos. A pesar de los avances tecnológicos destinados a mejorar la seguridad y la fiabilidad de los vehículos, historias como esta demuestran que aún hay aspectos impredecibles y desconcertantes en el mundo automotriz.

El propietario afectado, ahora confrontado con una factura considerable y un coche inmovilizado, se ve obligado a reflexionar sobre la confiabilidad y el mantenimiento de su vehículo. ¿Es justo esperar que los conductores realicen verificaciones de rutina tan frecuentes? ¿O deberían los fabricantes y talleres asumir una mayor responsabilidad en la detección temprana de problemas potenciales?

Esta historia sirve como un recordatorio contundente de la importancia de la vigilancia constante y el mantenimiento regular de los vehículos, así como de la necesidad de una mayor transparencia y comunicación entre los propietarios y los proveedores de servicios automotrices. En un mundo donde la movilidad es esencial, la confianza en nuestros vehículos es fundamental, y eventos como este subrayan la necesidad de mejorar continuamente la fiabilidad y la seguridad en la industria del automóvil.