LAND ROVER

Un cliente saca su Land Rover del taller oficial con un agujero en el escape y las ruedas montadas al revés

El cliente ha salido escarmentado de la compra.
Captura de pantalla 2023-04-21 a las 8.10.28
Captura de pantalla 2023-04-21 a las 8.10.28

No vamos a empezar este artículo recordando los problemas de fiabilidad que afectan a Land Rover, pero lo casos de clientes insatisfechos siguen copando las redes sociales cada minuto que pasa.

Este caso trata sobre un Range Rover Evoque del 2015 comprado en 2018 con 72.000 kilómetros. El cliente tiene claro que el coche que compró no fue precisamente la mejor opción, pero ya ha tirado con él en lo que puede ser conocido como la mayor odisea de talleres vista esta semana.

Desde que salí del concesionario he tenido problemas desde el minuto cero”, asegura el cliente que acudió a las instalaciones de Ángel Gaitán, propietario de GT Automoción.

Al día siguiente, el tubo de escape con un agujero”, comenta recordando el inicio de su odisea, que aún no ha acabado.

Le han cambiado la cadena de distribución con 37.000 kilómetros, algo que también parece más usual de lo que le gustaría reconocer a Land Rover con estos modelos.

El coche una vez acabó en el taller, tres semanas después, ya presentó pérdidas de anticongelante. Pero no es el único problema, pues el cliente también se quejaba de ruidos en el interior del habitáculo y la explicación es tan graciosa como deprimente.

Repasemos. Al sacar el Evoque del taller oficial, no precisamente por primera vez, tenía un agujero en el tubo de escape (algo que para ser justos hay que reconocer que se lo arreglaron en garantía). A esto hay que añadirle que le cambiaron la cadena de distribución a los 37.000 kilómetros.

Junto a esto, tres semanas después de sacarlo por última vez del taller el coche perdía anticongelante por varias partes del motor.

Y por si fuera poco, el ruido del habitáculo al que hacíamos referencia anteriormente era porque había un problema en las ruedas (ruedas, valga la redundancia, que ya le habían cambiado precisamente por este mismo ruido): se las habían montado al revés, al menos tres de ellas.

El cuadro de diagnóstico del coche es simple: tiene de todo y en el taller se han enterado de poco a la hora de abordar el problema.

El cliente, visiblemente insatisfecho, ha hecho un repaso junto a Gaitán de cómo estaba su vehículo (y esto sin entrar en detallar cuánto dinero se ha gastado hasta el momento.

Una de las conclusiones es que comprarse un Land Rover ya de por sí parece un riesgo, pero hacerlo sin garantía podría interpretarse como un riesgo mucho mayor.

Luego había otros problemas, otro ruido que se escuchaba en el habitáculo era porque no montaron el escape correctamente y las chapas no se colocaron como tenía que hacerse.

Vamos, que el escape chocaba con las chapas y generaba otro ruido más. También habría que comentar cómo usaron el taladro en la parte inferior del motor.

“Yo compré mi Land Rover con todo el entusiasmo”, dice el cliente. “Desde el minuto cero intenté informarme de la marca”, insiste. “Salía de los últimos. A lo mejor me toca el bueno”, decía el cliente.

Y se lo compró. “Ojo a la hora de comprarse estos coches”, insiste Ángel Gaitán. Este motor, el 2.0 de 150 caballos de Land Rover, el motor Ingenium, es un desastre de categoría que ya se ha convertido en uno de los asiduos visitantes más conocidos de todos los talleres.

Este cliente supo que se estaba arriesgando y ahora ha sufrido en sus carnes lo que es comprarse un Evoque de estas características.

Hace no mucho ya publicamos otro artículo relacionado con este motor, pero no ha sido ni el primero ni será previsiblemente el último. Land Rover tiene serios problemas de fiabilidad.