Adquirir un coche en garantía siempre da cierta tranquilidad al comprador. Ese año que los concesionarios de compra-venta le dan sus clientes o, en algunos casos, esos cuatro años de paz y asistencia que ofrecen los fabricantes a quienes se compran un nuevo modelo se han convertido en un auténtico reclamo comercial que atrae a miles de conductores cada año.
Sin embargo, hay trampas que aplican tanto unos como otros que los clientes no conocen y que repercuten negativamente en la experiencia de compra del coche en cuestión. Hablamos de que la garantía se puede poner en pausa si el vehículo da problemas y reactivarse una vez sale del taller. Sin embargo, para ello hay que conocer algunas claves que impedirán que el concesionario de compra-venta o el fabricante se aprovechen de la buena fe de sus compradores. Y en CHASIS CERO os las damos.
El comprador está amparado por la ley y tiene derecho a unos años mínimos de garantía. Es cierto que los concesionarios varían. Quién no recuerda a KIA y sus 7 años, aunque traían alguna que otra trampa, o a Hyundai y su ya viejo Plan Cinking. Pero lo cierto es que si uno se compra un coche, aunque sea a un particular, siempre tiene un plazo de garantía que le ampara.
Pues bien, lo que no es tan conocido es que esa garantía tiene una serie de condiciones que muchos de los compradores ignoran. Si el coche que se ha comprado uno da problemas y se ve obligado a entregárselo al concesionario para que reparen la avería, lo correcto y lo que dicta la ley (23/2003 sobre las Garantías en la Venta de Bienes de Consumo) es que, una vez pase por la puerta del taller, el plazo de la garantía se pausa hasta que se haga entrega del vehículo.
No vale esa “trampa” que muchos de los lectores habrán sufrido por la cual el concesionario se queda el coche un mes para que corra el plazo y así librarse de los futuros problemas.
La clave para evitar que esto pase es simple. Si se quiere evitar que el concesionario tire de picaresca española y rasque meses del plazo de garantía lo que tiene que hacer el cliente es pedir dos documentos al concesionario: el primero, un resguardo de depósito el día de la entrega, y el segundo, un documento acreditativo de la devolución con su fecha.
A estos documentos hay que añadirles algunos datos más. Debe indicar que es una reparación en garantía, además de los defectos que presentaba el coche al entrar en el taller del concesionario y también tiene que detallar qué se le ha hecho al vehículo averiado y las piezas que se le han cambiado en garantía con importe de cero euros.
Si se refleja todo esto en el documento, el concesionario no puede saltarse la norma. Pero si se niegan a dar cualquier tipo de documento, ya sabe el comprador que está ante un concesionario con una intención, cuanto menos, turbia.
LA NUEVA LEY DE GARANTÍA
Hay una nueva ley que regula el mercado de compra-venta de vehículos de segunda mano. Se llama Ley de Garantía y refleja precisamente nuevos plazos en la garantía a la hora de comprar o vender un vehículo. Es una buena noticia dado que los profesionales están obligados a dar dos años de garantía, no uno.
Y los particulares uno, mientras que antes era de seis meses. Con esta norma, un comprador no solo tiene un amparo mucho mayor por si el coche da algún que otro fallo grave o leve, sino que además sabiendo que en el taller no corre el tiempo de garantía, sino que se pausa, la protección es mucho mayor.
El otro dato que tienen que tener en cuenta los particulares es que, si tras la compra de un coche, dicho vehículo tiene una avería que aparece en los siguientes 12 meses tras la compra, y dicho defecto no estaba reflejado en el contrato de compraventa, el vendedor está obligado a pagar la reparación completa.
