Técnica

Los nuevos híbridos esconden una mentira: contaminan lo mismo que un diésel

Tan solo es una broma de marketing de mal gusto

Hay pocas cosas que molesten más que una mentira en la cara. Una de esas el la conocida tecnología microhíbrida, o mild-hybrid, como comúnmente se conoce. Bajo las siglas MHEV, estos sistemas de propulsión venden una alternativa a medio camino entre un vehículo de combustión y uno híbrido completo con el objetivo de conseguir la ansiada etiqueta “ECO” y unos consumos de combustible irrisorios. 

No te dejes engañar. En lo que a mí respecta, el término empleado, que no la tecnología que emplea, nunca debería haber existido en primer lugar. En pocas palabras, porque ha tenido el potencial de engañar a decenas (y miles) de personas durante años. No es un secreto que la electrificación es el futuro, y todos los potenciales a comprarse un coche nuevo ya están valorando la idea de comprarse un híbrido, que bien puede ser “autorrecargable” (HEV) o enchufable (PHEV), o un eléctrico a batería (BEV).

Eso me lleva a plantear dónde encajan los mild-hybrid en el futuro electrificado: en ninguna parte. Verás, los MHEV no son híbridos “reales”. En cambio, el término detrás de ellos es un excelente ejemplo de lo que la publicidad engañosa. Sin embargo, para comprender por qué es importante establecer qué hace que un MHEV sea precisamente eso, y cómo eso difiere significativamente de los híbridos en serie y enchufables, hay que entender primero qué es un sistema de microhibridación y cómo funciona.

¿Qué es un sistema microhíbrido/mild-hybrid/MHEV?

Estos términos ampliamente usados para un sistema de propulsión levemente electrificado, hacen alusión a mecánicas que, normalmente, combinan, un motor de combustión interna y una batería de 12, 24 o 48 voltios junto con un generador de arranque integrado (ISG) que se encarga de reemplazar tanto al motor de arranque como al alternador.

Dependiendo de la aplicación, la tecnología MHEV puede parar el motor cuando el vehículo está funcionando “a vela”, al frenar o al parar, y volver a encenderlo muy rápidamente si es necesario. Por lo tanto, considera que es un sistema que ofrece una funcionalidad extendida de parada inactiva (o parada-arranque; Start&Stop). En ciertos escenarios, un sistema MHEV también puede darle al bloque térmico un pequeño impulso eléctrico a través del ISG, que no es capaz de impulsar las ruedas por sí solo. 

Los sistemas MHEV ayudan al motor de combustión interna, mejorando la eficiencia de la quema de combustible y, en ciertos casos, aumentando temporalmente la potencia

Dicho esto, se admite el frenado regenerativo para mantener la batería cargada. Eso quiere decir que un microhíbrido es un híbrido autorrecargable insignificante, lo que, básicamente, significa que ofrece ahorros de combustible insignificantes, que van desde de casi 1 l/100 km hasta tan solo 0,1 l/100 km, y eso no está en las pruebas del mundo real. A modo de comparación, un híbrido en serie (el motor eléctrico impulsa las ruedas y el de combustión carga la batería) puede ahorrar bastante más.

Mejor aún, un “híbrido en serie-paralelo” (los motor/es eléctrico/s y/o un motor de gasolina impulsan las ruedas motrices , y además este último también puede cargar la batería), como la variante híbrida enchufable del Toyota RAV4, puede ahorrar aún más combustible en las pruebas oficiales. Y es que no todos los híbridos se crean de la misma manera, y los híbridos bajo el emblema “MHEV” son, sin duda, los más débiles de todos, y por un amplio margen. Porque solo se aprovechan de la terminología.

¿Qué aporta realmente la tecnología microhíbrido/mild-hybrid/MHEV?

Los coches microhíbridos se benefician de su asociación con la palabra “híbrido”, donde se hace especial hincapié; de hecho, es la mitad de su nombre. Esto, por supuesto, sienta un precedente peligroso, ya que un comprador de un vehículo nuevo, inevitablemente, entrará en la sala de exhibición del concesionario, se topará con un MHEV, y se marchará pensando que ha comprado un híbrido autorrecargable cuando no es así.

Para empeorar las cosas, algunos fabricantes van un paso más allá para impulsar el término “mild-hybrid”. Por ejemplo, Maserati llama a su gama parcialmente electrificada “Hybrid”, a secas. Luego está el caso de Mazda y su SUV pequeño, el MX-30, que está disponible con un sistema microhíbrido llamado “M Hybrid”. ¿La “M” significa “Mazda” o “Mild”? Fiat también ha hecho lo propio en su gama, e incluso podemos ver a los modelos pertinentes de Kia y de Hyundai hacer lo propio. No son coches híbridos.

Cualquier tecnología de ahorro de combustible vale absolutamente la pena, especialmente durante esta complicada transición a la conducción de cero emisiones

Son vehículos con una batería más grande que ayudan a ahorrar combustible y, por ende a generar menos emisiones, en situaciones de conducción donde la demanda de combustible es escasa, véase a velocidades de crucero de autovía o en pendientes descendentes. Pero es el motor de combustión el que aún cuenta con el mayor peso a la hora de impulsar el coche. De cualquier forma, es también una forma de hacer que enormes y pesados SUV de más de 300 CV pueden circular libremente por las urbes.

Dicho esto, las marcas y los medios deberían de dejar de tratar a los mild-hybrid como lo que su nombre implica: un híbrido, porque, simplemente, no lo son. Sugeriría que todos viniéramos con un nuevo término para esta tecnología, uno que quitase el foco de sus contribuciones insignificantes en el mundo real y los colocase en la categoría como funcionalidad de parada en ralentí (Stop&Start), las tecnologías de desactivación de cilindros y otras características menores enfocadas a hacer el motor menos sediento.

Después de todo, si estás considerando comprar un híbrido porque quieres un híbrido, no debes tener ninguna duda de que aquel que compras es uno “de verdad”. Porque si sientes que has sido engañado, descubrirás la dura verdad en el que no quieres: visitas a la gasolinera. ¿Y a que eso no sería divertido?