Las perspectivas del mercado automovilístico están experimentando una transformación silenciosa pero significativa, y las marcas de automóviles se están adaptando a esta nueva realidad. Se avecinan cambios en la forma en que compramos y utilizamos los automóviles, y estas alteraciones no solo afectarán a lo que conducimos, sino también a cómo lo hacemos. La consultora McKinsey & Company ha realizado un estudio que arroja luz sobre estas transformaciones y nos ayuda a vislumbrar el futuro de la industria automotriz.
Menos coches nuevos, más valor
Una de las conclusiones clave del estudio de McKinsey es que las ventas de automóviles nuevos disminuirán gradualmente en muchas partes del mundo en los próximos años. Esto se debe a una serie de factores, incluidos los cambios en la movilidad y una mayor conciencia ambiental. Sin embargo, las marcas de automóviles no se quedarán de brazos cruzados ante esta disminución. Están buscando mantener, o incluso aumentar, sus márgenes de beneficio vendiendo menos vehículos, pero a precios más altos.
Según McKinsey, la cantidad de kilómetros recorridos en automóviles privados disminuirá en aproximadamente un 15% para 2035. Esto, a su vez, llevará a una disminución notable en las ventas de automóviles nuevos. La consultora pronostica que las ventas alcanzarán su punto máximo a finales de esta década y luego disminuirán a alrededor de 84 millones de unidades para 2035, por debajo de los 85 millones registrados en 2015.
Es importante destacar que esta reducción se refiere al número de vehículos nuevos que ingresan al mercado, no a la cantidad total de automóviles que circulan en todo el mundo, que se estima en alrededor de 1.400 millones de unidades.
McKinsey también predice que esta disminución no afectará a todos los países por igual. Algunas verán caídas más pronunciadas que otras, lo que podría tener un impacto en las cadenas de suministro, estrategias de ventas y otros aspectos del negocio automotriz actual. Por ejemplo, se espera que las entregas de vehículos disminuyan en más del 20% en la Unión Europea en comparación con dos décadas antes. En Estados Unidos, esta caída podría ser aún mayor, llegando al 30%.
Esta disminución podría afectar más a Estados Unidos que a Europa, ya que Europa ya ofrece un mejor acceso a formas alternativas de movilidad, incluido el transporte público. A medida que disminuya la propiedad de automóviles privados en Estados Unidos, el país tendrá que adaptar su infraestructura y aumentar su apoyo a las opciones de movilidad alternativa.
Por otro lado, China también experimentará una disminución en las ventas, pero no en la misma medida que Europa y Estados Unidos. Se prevé que las entregas en China alcancen los 26 millones de unidades en 2035, por debajo del máximo histórico de casi 27 millones en 2019, pero aún por encima de los 24 millones registrados en 2015.
El cambio se acerca, pero será gradual
En general, McKinsey sugiere que estos cambios en la industria automotriz podrían llegar gradualmente, incluso en áreas donde finalmente serán muy significativos. En los próximos años, es probable que la mayoría de las personas siga utilizando sus patrones de viaje habituales. Sin embargo, las grandes ciudades, como Los Ángeles, Múnich y Shanghái, podrían liderar el camino hacia un cambio más significativo.
La transformación de la infraestructura y la movilidad
El gran cambio que se avecina no solo se trata de vender menos automóviles nuevos, sino de transformar la forma en que nos movemos. Esto incluye una mayor inversión en infraestructura para bicicletas, así como la creación de vertipuertos (lugares de despegue y aterrizaje de drones) para la movilidad aérea urbana. A medida que se generalice el transporte más ecológico, es posible que veamos una reducción significativa en las emisiones de carbono.
Además, se espera que aumente la adopción de formas de minimovilidad, como bicicletas y scooters eléctricos, así como el uso del transporte público. Los automóviles más pequeños de tres o cuatro ruedas también podrían convertirse en opciones de transporte preferidas en lugar de ser el último recurso para aquellos que no pueden permitirse un automóvil.
Para los fabricantes de automóviles, estos cambios ofrecen nuevas oportunidades de negocio. La consultora menciona las plataformas de robotaxi o roboshuttle, así como servicios de vehículos con conductor y coche compartido. A medida que la propiedad de automóviles privados disminuye, las personas recurrirán cada vez más a estas alternativas.