MG

Probamos a fondo el MG4, un GTI eléctrico que planta cara a los grandes

Probamos a fondo el MG4 Extended Range
MG4. Foto: Javier de Benito.
MG4. Foto: Javier de Benito.

¿Y si me compro un eléctrico? Esta es la pregunta que más crece en España entre aquellos que aún no tienen claro lo que es tener un coche empujado por baterías. Hay una buena oferta en el mercado, pero los vehículos eléctricos no son precisamente baratos. Sin embargo, la irrupción de algunas marcas nuevas (especialmente procedentes de China) ha cambiado el paradigma clásico y ha arrojado nuevas opciones para los amantes del motor que ya se dejan entrever en el número de matriculaciones en España. Uno de los modelos más vendidos es el MG4 Electric. Y lo hemos probado en profundidad. ¿La sentencia? Más sorprendente que lo esperado.

MG (Morris Garage) se ha convertido en un referente en España en tan solo unos pocos años. Tienen el modelo más vendido en el país (el ZS) y uno de los compactos eléctricos que más triunfa en el mercado: el MG4 Electric. El modelo que hemos probado a fondo en CHASIS CERO es uno de los más caros (30.480 euros), el Extended Range; y si tuviéramos que resumir en unas pocas palabras las sensaciones que nos ha transmitido sería fácil: es un GTI con piel de eléctrico. Deportivo, alta autonomía y práctico para el día a día acompañado de una capacidad tecnológica más que suficiente.

EL MG4, EN EL PODIO

El MG4 es concretamente el tercer coche eléctrico más vendido de España. Quizá el no ser un SUV, una fiebre que no entendemos de los españoles, le ha hecho caer esas dos posiciones. Pero tiene mucho que decir en la electrificación del parque móvil. Lo primero que queremos destacar es que MG es una de esas marcas que no teme decirte lo que cuesta el coche, por lo que calidad-precio esconden menos que otros que te entierran en cuotas e intereses y que no te dejan ver el precio final que vas a pagar por el coche.

Hay seis versiones del MG4: Standard (18.480€), Comfort (22.980€), Luxury (23.980€), Extended Range (30.480€) y XPower (31.480€). Las primera, la de acceso, presenta 167 caballos y una autonomía de 350 kilómetros. Las dos siguientes llevan 200 caballos y 450 kilómetros de autonomía. La Extended Range, la que hemos probado, son 240 caballos y 520 kilómetros de autonomía y la bestia, el XPower, son 429 caballos y 385 kilómetros de autonomía.

MG4. Foto: Javier de Benito.
MG4. Foto: Javier de Benito.

El MG4 llama la atención. Tanto en el interior como en el exterior. Tiene detalles originales estéticos que nos han hecho arquear la ceja en más de una ocasión, especialmente el volante, con una estética deportiva única y ese alerón que solo llevan las versiones más premium que no hemos visto prácticamente nunca. Las llantas parecen esconder unas pinzas de freno que en ocasiones hemos notado un poquito insuficientes pero que aún están años luz de esos frenos de tambor que monta el Cupra Born que cada vez que los miramos hacen que se nos salten las lágrimas (en un coche de 42.920 euros).

Es un coche compacto, fácil de aparcar y con un toque deportivo que hace que más de uno gire la cabeza cuando te metes en pleno núcleo urbano. El coche no es pretencioso. Ofrece una deportividad más que aceptable en un modelo práctico que está claramente enfocado al entorno urbano. Pero eso no quita que si te haces con el Extended Range, también puedas hacer algún viaje por España sin miedo a quedarte tirado.

UN INTERIOR MINIMALISTA

En esto hay que darle la razón a Tesla. El interior del MG4, igual en las cuatro variantes que ofrece MG, no es pretencioso ni te lleva a perderte en un sinfín de botones (como sí han hecho hasta hace poco los coches japoneses y coreanos). Son dos pantallas, una sobre el volante y otra donde siempre se ha ubicado la autorradio las que recogen todas las funcionalidades del coche. Solo rompe esa “sobria” estética la presencia de una rueda con las clásicas letras de los automáticos (D, R y N) y la falta de una palanca de cambios (que solo notaremos los que estamos acostumbrados a conducir coches manuales.

El interior del MG4
El interior del MG4

Es cuando arrancas el coche cuando te das cuenta de que estás dentro de un compacto deportivo que tiene más que ver con un iPhone que con un coche. Para empezar, nos sorprendió que no hay ni siquiera botón de arranque. Es el peso del conductor el que, al sentarse en el asiento, hace que todas las luces empiecen a brillar entre presumidas animaciones con el logo de MG. Luego tienes que tomarte un momento para entender todas las opciones que te ofrece este vehículo en sus dos pantallas.

La que dispone con el cuentakilómetros es más intuitiva: autonomía restante, velocidad, consumo, kilómetros recorridos y el lector de señales (además de una simulación en carretera que te advierte de dónde hay otros coches u obstáculos ubicados en la carretera. El lío (y recordamos que no se sufre tanto como en un coreano) empieza cuando quieres moverte en la pantalla principal. La cantidad de opciones que ofrece es interesante. Y pese a los intentos por facilitar la vida del conductor, requiere que te pares en una esquina para entender todas las opciones que ofrece.

PLANTANDO CARA A LOS GRANDES

Si uno intenta ver qué le ofrece una marca premium a nivel tecnológico en los nuevos modelos, se puede encontrar una amalgama de nuevas opciones que solo tienen como objetivo premiar la conducción más vaga y deshumanizada del momento. Estamos lejos de la conducción 100% autónoma, pero la injerencia de la electrónica y la tecnología al echarnos a la carretera es cada vez más incómoda. Es cierto que quien escribe es un amante de lo manual, de lo clásico, pero no estamos aquí para hablar del Lotus Elise, sino de las sensaciones de este MG4.

El MG4
El MG4

En esa pantalla de 10,25 pulgadas lo tienes todo. Desde la radio, pasando por la autonomía restante al sistema de navegación, música o incluso el tiempo que hace. Lo dicho, un iPhone con ruedas. Sin embargo, se abre un mundo peculiar y divertido cuando le das a uno de los botones, ese que tiene un coche de frente hecho icono donde puedes personalizar las opciones de conducción.

No queremos aburrir al lector con lo que todos sabemos. Sí, se puede poner Spotify e incluso Apple CarPlay, se puede poner una dirección en el GPS y también la radio. Pero lo curioso llega cuando ves que tienes todas las opciones en modos de conducción que se te ocurran. Hay cuatro predeterminadas, de las cuales una nos puede parecer demasiado pretenciosa. Económica, moderada (la que viene por defecto), deportiva y nieve. No hemos querido llevar el coche a Valdesquí porque no creemos que vaya a responder bien sobre la nieve, pero nunca está de más apuntar alto en la vida. Sin embargo, las otras opciones predeterminadas y la posibilidad de implementar un modo de conducción completamente personalizado nos parece todo un acierto.

INFINITOS MODOS DE CONDUCCIÓN

El modo económico lo es de verdad (no como otras marcas). Solo ponerlo te suma de media 20 o 30 kilómetros más de autonomía y no te corta demasiado la potencia del coche ni para trayectos urbanos ni para autopista. El moderado es más que capaz. Y el deportivo es realmente divertido. Como decíamos, el MG4 nos recuerda más a un GTI que a cualquier otro coche. Pese a que los coches eléctricos funcionan todos de forma muy similar (a diferencia de los térmicos, donde el número de cilindros, la presencia de un turbo o cualquier elemento mecánico hace que el coche responda de forma completamente distinta), meter este coche en una carretera de montaña con el modo deportivo es de lo más divertido que nos ha pasado esta semana. Corre. Y mucho.

La pantalla táctil del MG4
La pantalla táctil del MG4

Hablamos nada menos de 240 caballos (en este modelo) que se entregan de golpe y que pueden hacer que tu cuello sufra más de lo que esperas en una aceleración. Con unas buenas ruedas, pues esta unidad montaba Hankook, la diversión está servida. Con esto queremos hacer una pequeña reflexión. Hay seis versiones del MG4: Standard (18.480€), Comfort (22.980€), Luxury (23.980€), Extended Range (30.480€) y XPower (31.480€). Gastando un poco más que el modelo de acceso, puedes tener además de un coche con alta autonomía que te lleva y te trae, un deportivo con el que divertirte cuando te apetezca.

La respuesta del coche en puerto es buena. No inmejorable, pero si buena. Solo en las curvas sufre más de lo esperado si se entra con un poco más de inercia y se echa de menos una mejor frenada, pues tanta potencia entregada de golpe exige unas pinzas de freno delantero de más pistones. Pero si no te lías la manta a la cabeza, puedes disfrutar de una conducción deportiva sin sustos.

LA MARCHA ATRÁS Y DEMÁS PERLAS TECNOLÓGICAS

Vale, lo reconocemos. Solo hay uno de esos puntos tecnológicos que busca facilitar la vida al conductor que nos ha enamorado: la marcha atrás. Como decíamos, este coche presenta ayudas a la conducción casi idénticas a la de los coches premium. Es cierto que un modelo de 60.000 euros refina mucho más la respuesta de estas ayudas, pero en el MG4 son más que capaces (no hay que olvidar que hablamos de un coche que ahora, con las ayudas del Gobierno, puedes comprar por menos de 20.000 euros). La recreación del entorno y la vista desde arriba en la pantalla una vez metes marcha atrás nos ha enamorado. No es una tecnología específica de MG, pero está muy lograda. También, por supuesto, vienen las cámaras de marcha atrás y delantera, pero esa recreación es un alivio para aparcar en entornos urbanos.

Luego tenemos que decir que hay otros elementos tecnológicos más intrusivos que no nos han convencido tanto, pero no es culpa del modelo, sino de a lo que esté acostumbrado el conductor. El avisador del cambio de carril es algo brusco y no siempre funciona correctamente ante líneas discontinuas. El indicador de punto muerto ayuda y el lector de señales también, pero sea como sea siempre se pueden desconectar las ayudas que se considere.

Otro punto que no está muy logrado, por no diferenciarse en exceso de la función predeterminada, es la conducción con un pedal, esa por la cual el coche frena cuando sueltas el acelerador. El coche retiene, y mucho, de forma natural, y cuando pones este modo apenas notas la diferencia, pero no es una función especialmente relevante a no ser que quieras despegarte cada vez más del coche.

LO PEOR, QUE ES ELÉCTRICO

No es culpa de ningún coche eléctrico, pero tenemos que desahogarnos porque es frustrante cómo se ha adaptado el mundo de los puntos de carga a este tipo de vehículos impulsados por baterías. La carga rápida es una pequeña estafa con la que no queremos tener nada que ver. Llevar el MG4 a un McDonalds para cargar un 40% de batería ha supuesto 15 euros y una hora de espera. Ya el llevarlo a un centro comercial con carga normal implica que tras dos horas de espera tan solo habrás ganado poco menos de 80 kilómetros.

El MG4, cargando
El MG4, cargando

Comprarte un coche como el MG4 solo tiene sentido si tienes un garaje y un punto de carga donde dejarlo todas las noches. Si tu idea es cargarlo por los puntos que hayan preparado a lo largo y ancho del país, prepárate para sufrir las consecuencias de lo que supone tener que sacar la manguera de carga para esperar horas. Y eso sin tener en cuenta cómo se lo pasa Endesa cobrando a quienes quieren cargar el coche de forma relativamente “rápida”.