Talleres

5 consejos que no deberías escuchar de tu mecánico (parte 1)

No puedes fiarte de alguien solo porque lleve un mono de taller

Hay innumerables expertos autodenominados “mecánicos” que predican algunos consejos a la hora de hablarte sobre tu coche, y muchos de ellos son realmente terribles. Estos son los peores mitos que hemos escuchado, y los hechos a seguir en su lugar. Porque tener a una persona de –presumible– confianza que se dedica a meter mano a los vehículos ajenos no significa siempre que sepan como el que más.

Además de una casa, es probable que un coche sea lo más caro que jamás te compres. Tiene sentido que trates de mantenerlo en óptimas condiciones siguiendo todos los consejos de mantenimiento y trucos disponibles, pero es probable que tus conocimientos en el sector de la mecánica automotriz sea un poco limitados. Hay que ser humildes y buscar ayuda en alguien que entienda del tema. Porque no todos nacemos dominando las material, pero sí que es verdad que encontrar un buen mecánico es difícil.

Desafortunadamente, hay quienes intentan tomar atajos cuando llevas el coche al taller, o directamente te “reparan” cosas que no están averiadas o te engañan con la factura, pues no serás tú quien esté ahí mientras reparan a tu compañero de viajes para verificar todas y cada una de las cosas que se le hacen, ¿verdad? Y otros terminan en el lado equivocado dando algunos consejos realmente de cuñado. Hemos escuchado a algunos chiflados, y también a profesionales, y aquí te ofreceremos cinco de ellos.

Ahorrarás dinero usando agua en lugar de líquido limpiaparabrisas

El líquido limpiaparabrisas no es caro, generalmente cuesta menos de 10 euros la garrafa de cinco litros. Esta sustancia acuosa está formulada para limpiar mejor y poseer un punto de congelación más bajo que el agua. Aún así, algunas personas intentan arreglárselas con el agua del grifo, corriendo el riesgo de obstruir el depósito y las mangueras asociadas. Puede causar aún más daño si vives en climas más fríos, pues el agua se congela y se expande en el depósito, lo que acabaría causando su inevitable rotura.

Reparar unos neumáticos muy dañados en lugar de reemplazarlos

Los neumáticos son de vital importancia para tu seguridad, por lo que deseas asegurarte de tener los mejores y más seguros en tu coche, ¿no? Curados de espanto, hemos visto más de una situación en que un mecánico te insta a hacer una reparación barata con tal de ahorrar unos euros. Piensa que el neumático es el único punto de contacto entre el coche y el suelo. Si el perfil de la goma está tocado o hay una imperfección muy perceptible en la banda de rodadura, no te arriesgues, compra un neumático nuevo.

Retrasar los cambios porque solo mueves el coche en distancias cortas

La mayoría de los conductores saben que existe un intervalo de kilometraje recomendado para los cambios de aceite, normalmente cada 10.000 kilómetros (es algo que viene en el libro de mantenimiento del coche). Más que nada, porque el aceite de motor (y el de la caja de cambios y el diferencial) se descompone con el tiempo, por lo que incluso si tu mueves el coche apenas, deberías de cambiarlo igualmente en el plazo de un año. En distancias cortas, el motor no tiene suficiente tiempo para calentarse.

Ignorar muchos de los sonidos porque es cosa de “coche viejo”

Si escuchas chirridos, traqueteos o crujidos provenientes del coche, algunos expertos pueden sugerirte que conduzcas más para ver si persisten. Eso es un gran error: todos estos sonidos son señales de que algo está mal. Por ejemplo, si escuchas un ruido o sientes que el volante tiembla al frenar, es una señal de que a lo mejor debes cambiar las pastillas de freno. Y en el caso de esperar más, posiblemente también tendrás que cambiar los discos. Y no hablemos si los sonidos vienen del vano, como una distribución a punto de partir.

Poner el aire acondicionado si el motor del coche se recalienta

Esta declaración es un clásico, especialmente en los coches entrados en más años. Pero en realidad es un muy mal consejo. En realidad, es lo opuesto a lo que necesita tu automóvil: encender la calefacción sí que puede ayudar a controlar la temperatura del motor, pero no el aire acondicionado. Simplemente, el primero desvía el calor que se genera en el vano al habitáculo, mientras que el segundo necesita de un compresor que necesita energía extra del motor (de ahí que pierda potencia con el aire puesto).